Térmica y Disyuntor.
Sabés cuál es la diferencia?

⚡ ¿Cuál es la diferencia y por qué necesitas ambos?

Cuando se trata de seguridad eléctrica en el hogar o en cualquier instalación, es común escuchar hablar de la “llave térmica” y del “disyuntor diferencial”. Aunque muchas personas piensan que son lo mismo —o que con uno solo basta— lo cierto es que cumplen funciones muy distintas, y ambos son fundamentales para proteger no solo tus equipos, sino también tu vida.

🔌 Llave térmica

La llave térmica, también conocida como interruptor termomagnético, es un dispositivo diseñado para proteger tus instalaciones eléctricas de sobrecargas y cortocircuitos.

Imaginá una situación cotidiana: estás en casa y, sin pensarlo mucho, conectás el horno eléctrico, el caloventor y el microondas al mismo circuito. El resultado es una demanda de energía mucho mayor a la que ese cableado puede soportar. Si no existiera la llave térmica, los cables se recalentarían y podrían incluso provocar un incendio.

Ahí es donde entra en acción este dispositivo. Gracias a su sistema interno —que combina una lámina bimetálica sensible al calor y un mecanismo electromagnético que reacciona a picos de corriente—, la llave térmica interrumpe el paso de electricidad cuando detecta que algo no anda bien. El resultado: protección para tu instalación y tus electrodomésticos. 

Función principal
Protege las instalaciones eléctricas de sobrecargas y cortocircuitos.

Cómo funciona?
Tiene un componente térmico (una lámina bimetálica) que se deforma con el calor y abre el circuito si hay una sobrecarga prolongada y un componente magnético (un electroimán) que actúa instantáneamente si hay un cortocircuito.

Usos comunes
Instalaciones residenciales, comerciales e industriales para proteger circuitos eléctricos.

Ventajas
Actúa rápido ante fallas. Protege el cableado y equipos.



⚡ Disyuntor diferencial



Ahora, imaginá otra escena: estás usando un secador de pelo en el baño y, sin darte cuenta, el cable tiene una pequeña falla. Tocás el secador con las manos mojadas y una parte de la corriente comienza a desviarse a través de tu cuerpo hacia tierra. No hay una sobrecarga, los cables no se recalientan… pero el riesgo para tu salud (y tu vida) es altísimo.

Este es el tipo de situación que la llave térmica no puede detectar, pero que el disyuntor diferencial sí.

El diferencial compara la cantidad de corriente que entra y la que sale del circuito. Si hay una diferencia —por pequeña que sea—, significa que parte de la electricidad se está “escapando” por otro lado. Esa fuga puede ser una persona, una carcasa metálica, o una estructura conectada a tierra. Cuando la diferencia supera los 30 miliamperios, el disyuntor actúa en milisegundos para cortar la energía y evitar una descarga peligrosa.


Función principal:
Protege a las personas contra descargas eléctricas por fugas de corriente a tierra.

Cómo funciona?
Detecta diferencias entre la corriente que entra y la que sale. Si hay una diferencia (por ejemplo, porque parte de la corriente se va por el cuerpo de una persona), se desconecta automáticamente.

Usos comunes:
Instalaciones eléctricas donde se requiere protección contra contacto eléctrico indirecto (por ejemplo, baños, cocinas, exteriores).

Ventajas:
Previene electrocuciones y detecta fallas de aislamiento o cables con pérdidas a tierra.

🛠️ ¿Entonces cuál necesito?


 

La respuesta es simple: necesitás los dos. La llave térmica protege tus equipos. El disyuntor diferencial protege a las personas. No son intercambiables ni cumplen la misma función.

En cualquier instalación eléctrica segura y bien hecha, ambos dispositivos trabajan en conjunto. Si hay una sobrecarga, actúa la térmica. Si hay una fuga de corriente, actúa el disyuntor.

💡 En resumen

Pensalo así: la llave térmica cuida tu casa; el disyuntor diferencial cuida a los que viven en ella. Instalar ambos no es un lujo ni una exageración, es una inversión en seguridad. Y en electricidad, como en muchas otras cosas, más vale prevenir que lamentar.










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